domingo, 27 de abril de 2014

Hermanos

"Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear,
saber gozar y sufrir
y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir."

 Gregorio Marañón. (1887-1960) Médico y escritor español.




Estos son días de grandes descubrimientos y de confidencias. Días para entrelazar momentos de la vida y crear nuevos. Este es un año curioso, un año de hermanos, un año para aprender y afrontar nuevos retos, para no dormir sin soñar. Mi hermano pequeño Francisco Javier cumple 45 y en mi caso son 54. Ese fenómeno de que nuestra edad se forme con los mismos números solo ha sucedido 3 veces en nuestra vida y en cada uno de ellos ha marcado un cambio, una nueva puerta que se abre. Como diría mi hijo, un nuevo escenario en la Play Estation (mecanismo infernal al que ha prometido enseñarme a jugar).
En estos días nos hemos vuelo a encontrar, nunca hemos estado separados salvo físicamente. El decidió tras dos viajes a la Antántida y otros muchos avatares aprender de los animales marinos, estudiar su comportamiento, devolver tortugas al mar, gestos increibles para alguien de interior. Pero desde que descubrí que la Royal Navy inció sus estudios de navegación a través de las estrellas basándose en las teorías de un Monegrino de Bujaraloz, nada me ha parecido un sueño inalcanzable. Desde que nació, supuso un regalo para nuestra familia, pero especialmente para mí. De mi hermano pequeño he aprendido algo tan sencillo y tan enorme como ser valiente.
Vamos a pasar 6 días juntos. Ayer hicimos algo que nunca antes habíamos compartido. Pintamos la habitación de nuestros padres que andan de mudanza. Y eso es mucho mas que un símbolo. La vida es el valor que le damos a cada uno de nuestros actos, la forma de verlos y la razón por la que los hacemos. Los colores son vivos, porque eso es lo que queremos transmitirles. En los momentos de cambio el entorno tiene que ser siempre vital, porque cada cambio es una nueva oportunidad para nuevas emociones.
Podría ser extenso con la pintura y sus matices, pero prefiero dejarlo ahí. Porque esa fue la primera emoción del día. La mas intensa fue sin duda por la noche. Cuando decidimos en lugar de ir al cine compartir más de tres horas de conversación sobre nuestras vidas. Sobre retos, sueños, fantasías moral y ética. Sobre la suerte que tenemos, nuestros hijos, nuestros padres. Cuando dos hermanos llegan a ese punto de confidencialidad hay algo mágico que no se produce en ningún otro tipo de relación de la misma forma.
Nunca hemos sido dados a conversaciones banales. Y el de ayer fue un momento de confidencias, de intercambio de grandes o pequeños secretos, de los momentos importantes que como hermanos hemos tenido y seguro tendremos.
Una de mis grandes pasiones vitales es conocer a las personas, quizás como Gregorio Marañón. El mundo de las emociones y sus consecuencias. Y en eso, tengo mucho que aprender de mi hermano pequeño, de su conocimiento sobre el comportamiento animal, instintivo. Pero sobre todo, de la armonía con la que consigue afrontar su vida y sus decisiones. Es una suerte tenerlo.

La foto. Plaza del Mercado de Barbastro, paseo matinal entre uno de los espacios mas vitales de una ciudad, su mercado.



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